6/16/2010
San Pedro ya esta aquí con sombrero de ala ancha
San Pedro ya esta aquí con sombrero de ala ancha
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Ya oigo el manojo de llaves. Incluso distingo la que nos abre la plaza de toros de Zamora.
Toda una vida esperando y confiando en que nos dejaran asomarnos a esa plaza desde su corazón. Año tras año esperábamos. ”Éste será, seguro. Pues… pero no”. No fue nunca. La ilusión que hubiera tenido y, por qué no decirlo, la vanidad.
Hoy dejo otras distracciones y quehaceres. Me dedico a jugar un juego que últimamente practico mucho: soñar, y vivir un recuerdo ya no es un recuerdo, es imaginar.
Lo palpo, lo siento e incluso creo que me enfado como hacía siempre. Fruto del nerviosismo que me provoca la responsabilidad del trabajo bien hecho.
Estamos en vísperas de las grande fechas y ferias: Teruel, La Coruña, Alcalá de Henares, Soria, Ciudad Rodrigo, Cella…. Los grandes toreros Esplá Ortega Cano, Ponce Mendes, Litri, Rincón, José Tomás, Morante… ya esta todo aquí.
Ya lo tenemos todo levantado e invadido de bombonas, pinzas, bisturís, candados, llaves, cadenas, cables, gasas, cajas, medicinas, partes, sangre… todo.
En la maleta verde de piel encajaría cada cosa en su sitio “Para los rejones esto, para los recortadores aquello. Para la corrida el mejor traje y sombrero.” Es el día grande. En sus manos buena colonia que acariciaría su pelo.
Unos días antes o el mismo día hubiera llamado a “La Carnero,”
Precioso, Consuelito, Valdés, algún argentino,… siempre confiando en que no fallarían. Lo dejaba a la voluntad del Señor. Con toda seguridad aparecería alguien. El mismo día incluso dos, pero sin confirmar nunca. Y con la mayor de las calmas,… y trasmitiendo la mayor tranquilidad (por dentro, era otra cosa) pero si con Ángel y Héctor me sobra todo.
Seguramente habría hablado con los apoderados, hermano, hombre de confianza de los matadores para ofrecerles su casa. Ofreciendo calor
de amigo, admirador, compañero de fatigas. Que pudieran distraerse
y descansar antes de la corrida. Y luego celebrarlo dándolo todo por ellos.
Creo adivinar el timming del día de partida. Seis treinta de la mañana en la cama despierto. En una mano un puro, en la otra un misal. Novena de San Pancracio. Todos los días la rezaba -nos decía- “Salud y Trabajo”.
Ducha, vaqueros para viajar y luego ya los alimentos espirituales y económicos. Misa, primero, y visita al Banco de Santander para ir con la petaca a tope.
Sobre las diez de la mañana cargaríamos el remolque del coche con la ayuda de los cocineros, portero... pero él primero. Un beso y gasolina. Y, antes, visita a Rodilla, unos sándwiches/Coca Cola Light y carretera para Zamora con “los del Río” de fondo y todo por desgranar. Lo veo.
Ese viaje no lo pudo hacer, y no lo hará. No me equivoco si pienso que hubiera sido el más feliz de su carrera profesional junto con otro más cercano. También sé, que por su familia hubiera renunciado a todo. Se disgustaría seguro (tantas veces…) pero una siesta y lo hubiera ofrecido como hacía siempre con los contratiempos que le dio la vida.
Por eso, este año es él quien abre la puerta a Enrique (nos la abre a todos).
Enrique, después de muchos años sin picadores, con picadores, con corridas duras, y figuritas toma la alternativa. Y lo hace en su casa, como los buenos toreros. Actuará pese a que lo niegue, como su maestro. No te olvides de que te vigilará y guiará. Y ya sabes.. “poquita gente”
¡Suerte Maestros¡ En la plaza nos vemos con tu sombreo de ala ancha.
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3 comentarios:
Me has hecho llorar, Josué. Es precioso. Y sí, es él quien abrirá las puertas este año, igual que San Pedro se las abrió a él en diciembre y para siempre.
Un brindis a los cielos. Seguimos celebrando su vida.
Mil besos.
Los buenos bríndis se hacen entre dos. Dos copas. La tuya llena de generosidad y la mía de agradecimiento. Un Bs. chichi
Tu padre se sentiria orgulloso de leer estas lineas, Josue.
La herencia de los buenos hace que sean inmortales y que disfrutemos siempre de ellos con su recuerdo.
A la espera de tu nueva entrada.
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