12/22/2010
Papá Noël, no gracias.
Papá Noël, no gracias.
El sábado pasado presencié un lamentable espectáculo en un centro comercial. Iba con mis hijas. Ojear los juguetes y poder completar la carta a los Reyes era nuestra misión.
Hija, ¿te gusta? Sí. ¿Y para Teresa? Sí, todo. Así desfilábamos por pasillos y cabeceras de góndolas.
¿Y los Reyes? Por ninguna parte. Todo era rojo, rojo silencio (procesión), rojo pasión, rojo que me lleves, rojo que te cojo.
Todo con, Papá Noël y Mamá Noël. Mamá Chichos. Esas pieles de armiño conjuntadas con minifaldas de vértigo... invitaban a comprar no se sabe que.
Un tío gordo, obeso, con pinta de viejo verde colgado por techos, esquinas, frutas, productos de… todo ¡perplejidad! ¿Y los Reyes?
Das media vuelta y te encuentras con otro que te ofrece unas mini lonchas de chorizo, lomo, fiambres (un promotor de la obesidad). Otro pasillo y Papá Noël mueve sus caderas sin parar y una risa socarrona. Bailar sin parar, al lado de los besugos. El año que viene, lo imagino haciendo promoción de alguna clínica semíclandestina. ¡Anímate! Papá Noël ya se hizo un lifting. Y una foto trucada con un antes y un después. O pierda 50 kilos en una semana.
Nunca había tenido manía a Papá Noël. Me era indiferente, incluso algo decorativo, pero llega un momento en que me carga. Empecé a cogerle un poco de asco al rojo, al gordo y al chorizo y a todo lo que anuncian. ¿Y los Reyes?
Cuando salimos del supermercado nos vamos a ver el Nacimiento del centro comercial. Bien. Figuras grandes invitando a la reflexión y recreando el Misterio. Casi de Salcillo. Bien escenificado.
Cuando creí que había olvidado al finlandés… otro Papá Noël. Esta vez, a modo de paje de Reyes Magos. Me hundí por completo. ¿Y los Reyes? ¿Los pajes? ¿Y esa majestuosidad? todo mediocre, basura.
Allí estaba el Papá Noel versión Correos. Lo peor de lo peor, un tipo tirado, con una pinta de maleante de mucho cuidado. Poca gracia, deshilvanado, a ras de suelo, desdibujado… sin empaque. Un traje rojo, lo más acrílico, lo más barato del mercado. Y un escenario sin palabras. Difícil describir cuatro palos a modo de marco. Ni un niño en sus rodillas, nada (menos mal). Eso sí, con un ayudante secretario, feo, pero muy feo, cualquiera se acerca, con cara medieval. Lo mismo te mete mano y se queda con la cartera, que te ofrece maría, que te roba el astracán. Creo que estaba fumao. Seguro.
Suerte tiene Papá Noël de no existir, (los Reyes, sí) porque si existiera, y con estos tiempo que corren, estos dos estaban en la cárcel por allanamiento de morada real. ¡Pero quién hace la selección de personal!¿Y la puesta en escena? Mis hijas salieron corriendo, miraban asombradas y con pocas ganas de acercarse a ese par. ¿Y los Reyes?.
Yo tampoco llego a los extremos de Lady Gaga que apuñala a Papá Noel en sus conciertos, pero estoy un poco harto. ¿Adónde vamos? ¿Dónde quedan las tradiciones? Son nuestro legado. La teatralidad, la majestad, la devoción, la espera, el respeto a los reyes, las formas y modos reales. El sueño, la realidad. Su elegancia, sus ricos ropajes. Son eternos. ¿Recuerdas? ¡Qué nervios! ¿Qué van a traerme los Reyes? Hasta el último día de vacaciones sometido y a lo mejor te traían una naranja. Era misterio.
Porqué desarraigar la fiesta de los Reyes Magos y todas aquellas fiestas nacionales/regionales o locales. ¿Qué complejo tenemos? Si todo el mundo muere por lo mediterráneo, por nuestra historia y por conservar lo poco o mucho que tienen.
¿Imagináis a Italianos, franceses, egipcios, griegos,... renunciado a sus tradiciones? Yo tampoco. Son la fuerza de su riqueza cultural. Y estamos nosotros como para deshacernos de lo único que nos genera movimiento. Debemos cuidar y fortalecer nuestra potencial cultural, nuestras tradiciones, por supuesto, sin renunciar a nada, pero ¿dónde están SS MM los reyes magos de Oriente? ¿En el recuerdo? Búscalos y avísame. Que tengo una carta par ellos.
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