10/21/2010

Urbanidad, Capítulo primero de la buena educación




Hoy retomo y aprendo cuestiones básicas de nuestros comportamientos. Creo que siempre hay dos claves para una mejor convivencia.: Uno ser bueno y otra la naturalidad. Estas son las bases par un buen equilibrio. Cuando caminamos por arriba o por abajo de estas variables podemos caer en la zafiedad o la cursilería. Siempre están ahí, casi pegadas, a veces suben en nuestra maleta sin darnos cuenta. ¿Quien no tomo garbanzo negro?

La urbanidad esta íntimamente ligada con el corazón y se demuestra con la simpatía, con la deferencia hacia los demás, no cuesta y es tan grande su repercusión. A veces tenemos que esforzarnos, nos lo ponen muy difícil, pero podemos y debemos. ¿Que necesidad tenemos de ofender o de ser antipáticos?, ninguna. Denota en nosotros buen corazón, buen carácter. Nunca debe ser exagerada pues enseguida pisamos la línea de lo retorcido y lo impropio.

No hay carácter, persona, jefe, tapia, puerta, muralla, Sol y Luna que no se rinda ante un buen corazón.

Con la urbanidad se logran relaciones útiles y provechosas, pero siempre y cuando estén basadas en amistad y simpatía verdadera. Se es amable y cortés cuando uno es bueno. Los caminos son largos. Un proceder correcto y cortés para y/o hacia los demás se ve. La práctica del bien sin esperar nada a cambio es muy gratificante, es un sólido comienzo de amistad. No importa ideologías, creencias, inquietudes. Importa el respeto por los demás. “Dar el sitio y la distancia, el duende lo ponen los ángeles y los buenos toreros.

Cuando una acción/relación es interesada en lo personal y en lo profesional puede colar una vez, dos también, pero la cuarta es una vuelta sin retorno. Ya Nada será tu apellido y serás aborrecido por la sociedad rápidamente. Enseguida se sabe, quien es el huidizo, el escaqueado, el jeta, el que paga, el que no paga, el que mete y no saca, el que fuma sin pasar por estanco, el toma copas por la cara. (No os engañéis, he puesto muchas copas, nunca se me olvida lo que bebían y lo que me debían cada uno de los clientes), el que siempre coge lo mejor, el listo, el que nunca piensa en los demás, el amigo que conoce… a nadie, el yo te hago….nada, el que sale en la foto, la ultima voz…… tarda, pero al final se sabe y le acompaña siempre y es un lastre.

Se es amble y cortés cuando uno es bueno. Es difícil. Hay que vencer, pereza, timidez, prejuicios, juicios de valor. Siempre hay que tener una mano tendida hacia los demás. Y hacia la libertad de libre pensamiento. Escuchar es fantástico y que te respeten la leche…

No se ha de llevar la urbanidad hasta la exageración en el día a día. Un soplo de aire fresco y no tan fresco tiene que entrar en nuestras vidas.
Siempre mejor cuanto más simple y claro. Lo que no deja sabor, ni amargo ni dulce, todavía mejor. No olvidemos que, unos somos pecadores y otros imperfectos.

¡Qué aburrido! no tener sorpresas, vivir en Excel. Me muero sólo de pensar que mi vida esta planificada, (O no, depende del día, de mi estado...) ser lineal, perfecto y generoso es una utopía para mí, es camino.

Intento mostrarme tal cual me veis, pero pongo de mi parte. Tengo que crecer y respetar a prójimo. A veces lo logro con mis silencios. .. Me da tiempo, analizar, sintetizar reflexionar y aquí mi ángel guardián me da ideas, Nunca falla. Mi soberbia si.

El fruto de la buena urbanidad esta en las buenas maneras y éstas son las raíces de la buena educación. y respeto.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Este no lo había leido. Totalmente de acuerdo, aunque por desgracia la buena educación va de capa caída, pero para eso estamos nosotros para recuperarla (siempre positivo, aunque estés hecho una mierda). Bs.