12/03/2011

No toques la pirindola



Ya es día 2 de diciembre. Hoy me tocará subir a trastero. Revolveré. Bajaré la caja de Navidad. Abriré todos sus recuerdos. Ojearé las felicitaciones que año tras año guardo. Albergaré todas las esperanzas que me gustaría ver cumplidas. La inauguración de los belenes y árboles debería tener más calado, algo más oficial y que corriera a cargo de algún grupo puntero y con garra, tipo “Camela”. Toda su fuerza para dar la entrada a la cuenta atrás del encendido e iluminación de las calles. Similar a lo que se hace en Londres, en Oxford St. Pero nosotros con nuestra identidad.

Ya tengo preparadas las cartulinas, tijeras, pegamento, hilo…todo. Y mis hijas esperan ansiosas. Participamos en las guirnaldas, bolas de colores que Elisa y Teresa verán cada mañana cuando la luz rompa la noche y sus cuartos sean ferias de ilusión por Navidad.

En esa caja bajaré las manos de mi padre organizándonos los espumillones- que tanto me gustaban y que tanto me gustan- Siempre un punto Kitsch. -, bolas, luces, pinos, tiras, cajas. Oiré de fondo ¡¡¡Josué!!! No toques la pirindola, que te la cargas con esas manos. Sí. Todos los años era así. Esa pirindola que era el colofón de un árbol y un nacimiento que año tras año, mi padre adornaba de forma distinta y siempre original. Y yo rompía, pero era Navidad y la casa por la ventana. Farra y diversión nos toman

En esa caja bajaré muchas más esperanzas. Quiero ver tantas cosas... Quiero disfrutar tanto… Recordaré los cónclaves que teníamos todos los años. Siempre alrededor de la figura de mi padre y el silencio y entrega de mi madre. ¡Quien podía con esa fuerza! Esas reuniones eran un motivo más, una puesta en común que facilitara la vida familiar en tiempo de adviento. Éramos una organización en horizontal: Unos elegían menús, otros adornos y los mayores se encargaban de confeccionar las cartas a los Reyes. Todos firmábamos las felicitaciones- muchas veces confeccionadas por nosotros.

En esa caja bajaré mi imaginación, impaciencia y mis ganas de ver la vida de colores y de alegrías venideras. Descubriremos un año más a SSMM los Reyes Magos que se conservan magníficamente. Siempre correctos y distantes como corresponde a su rango y cumpliendo su visita por Navidad- Cómo me gustaría que nos hicieran más visitas. … Despiertan gran admiración cuando ya comienzan con su recorrido desde el más lejano y misterioso Oriente hasta nuestras casas. Los vestiremos de oro estofados con perlas, para que las lágrimas sean pocas. Con piezas de hilo viejo, para que no nos falte un buen paño que vestir y cargados de buenas frutas y productos de la tierra para que nos cuiden nuestra salud. La alegría y el amor “El niño Dios” nos la da.- Eso si, hasta el veinticuatro tapado y/u oculto igual que los turrones. El Protocolo y los rituales marcan los tiempos.

Y de esa caja bajaré toda la magia necesaria para caminar con fuerza estos días entre números de lotería, participaciones, luces y bombillas- ahora de bajo consumo y tecnología LED y poca caspa. Es el momento del encendido de luces navideñas en la calle y en nuestras casas, refleja la llegada de las fiestas, visitamos mercadillos incluido el muy aristocrático de Nuevo Futuro. Y claro está, escribiendo los primeros renglones de la carta más deseada, con la que olvidaremos otras. Es el colorido y la alegría que trae consigo este tiempo de Adviento y de esperanza.

Este año incluiré y sumaré los colores de moda para nuestra Navidad: La plata el negro, dejaremos en una esquina el rojo y las velas – hemos abusado-. Aunque me temo que nos acompañará Caillou, Bob Esponja,Dora, Phineas y Ferb… Es lo que más me gusta. Estar de moda en los ojos de ellas. Que sus inquietudes sean las mías. Bajaré al “chino” y todo lo que se les antoje, es su tiempo y mi felicidad plena. Son ellas las que marcan el ritmo de mi corazón, la verdad es que estoy feliz, aunque tengo que reconocer que estoy derrengado. Y yo tampoco las dejaré tocar la pirindola. Ya veremos cuantas veces al día recojo el árbol…. Feliz adviento es muy posible que no me veáis disfrutando de la nieve en las estaciones de esquí, si acaso en alguna cacería propia de las fechas y sí merodeando el árbol.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Vaya descubrimiento! El papi de Elisa escribe...y cómo!!! Me encantó, sonreí, asomó la lágrima...precioso el relato. Un abrazo, feliz Adviento!!!
Natty