Oro, incienso y mirra

Oro, incienso y mirra


Oro, incienso y mirra
Estos son nuestros presentes para este año. El oro del trabajo, del bienestar, del poder y de la sabiduría que da el tener. Todo aquello que deseamos y que podemos. Oro frívolo y también necesario. La frivolidad no está reñida con la responsabilidad y la seriedad.
Todo vale. La locura y el despropósito nos suben. Aprovechemos los días sin olvidarnos de que el día cae.

El incienso, el clima, nuestra casa, la casa de la alta burguesía decimonónica, transformada en la calma que ansiamos, olor a canela y clavo, floral –a mimosa, con colonia Álvarez Gómez. La paz y serenidad que en un buen ambiente creado debemos tener. Las liturgias importan, los rituales también y el descanso respirando olores con aromas hipnotizadores nos dará la serenidad.

Mirra, la tierra que nos agarra. Pies en el suelo. Naturaleza a nuestro servicio. Sufrimiento amargo, guerra vencida ayuda para nuestras enfermedades. Remedio para la melancolía y todas nuestras enfermedades. Tierra que nos da todo.

Ya han llegado, sueña, este año en Low cost, pero nunca fallan. Son turrón, pandereta y villancicos. Igual que llegan se van. ¡Y lo que nos dejan! Difícil papeleta. Cuesta de enero, gente enloquecida, diré poseída, en rebajas. Colas de horas y una niña de Linares que me saca la lengua, yo miro y burla que di. ¿Alguien me vio?
Adiós a los excesos, al vino, al azúcar y las almendras. No vuelvo hasta las aceitadas de Semana Santa. ¡Enero sube ya! Necesito meterme en ayuno, cintura y reflexión. Dejemos las cortinas del teatro, la escena y la pompa. Hoy es ilusión cabalgata y roscón.